15 febrero 2006

En calma


Calma, paz, tranquilidad, quietud, brisa, amor, sonrisa, vida... Tantas palabras me sugiere esta fotografía y tantas reflexiones. Esta mañana Mónica me ha enviado esta imagen como decía ella “para empezar bien el día”. Y la verdad es que teniendo a esta niña en la cabeza no se puede ni empezar ni acabar mal la jornada. Pero me pregunto porqué habiendo todos nacido con este estado de calma, paz, tranquilidad, quietud, brisa, amor, sonrisa y vida, nos volvemos tan imbéciles cuando somos adultos.
¿Por qué negamos a ese niñ@ que llevamos dentro? Si hace años fuimos puros y nos tronchábamos de risa con lo que nos apetecía y llorábamos con lo que nos entristecía, porqué no seguimos haciéndolo de la misma forma? ¿Por qué el mundo se vuelve tan absurdo cuando creemos socializarnos? A veces me pregunto si la esencia no está en esa persona que fuimos en nuestra infancia y que de algún modo u otro seguimos siendo. Seguro que si el mundo fuera gobernado por los niños y las niñas todo iría de otra manera. Todo seria más dulce, más cómodo, más libre, más sincero, más inocente, más transparente, más divertido, más fácil...
Espero que algún día todos y todas volvamos a descubrir a ese niñ@ que fuimos, porqué en él y ella está nuestro verdadero ser y nuestra esencia. Esa es una de las pocas cosas de esta vida de la que sí estoy realmente convencida.

10 febrero 2006

Dopo mezzanote


Recuerdo a veces ese viaje a Sardegna con Sara y Gemma. Fue uno de nuestras primeras escapadas juntas y descubrimos que, al menos, en puerto Rafaelo, una se podía llegar a enamorar con la compañía adecuada. En realidad, creo que es difícil no enamorarse en Italia. Siempre he pensado que el italiano es una lengua de lo más romántica y no por casualidad dos de mis amigas más románticas están enamoradas de este país. Los besos de los italianos son de lo más apasionados y, aunque no los conozco a todos y no seria capaz de generalizar, lo sentí en mis propios labios esa noche en l’Alghero enredada con Paolo que me sorprendió un año después con un mensaje de feliz año. Italia tiene algo especial y los románticos caemos siempre en sus redes. También en el cine. Tampoco por casualidad algunas de las películas italianas contemporáneas dejan vía libre al amor y a la imaginación. Os recomendaría Dopo mezzanote, una fábula magnífica para los que creen que el cine aún conserva algo de magia y que el amor existe. La película relata la historia de un triángulo amoroso. Marino, el vigilante del Museo del Cine de Torino, se enamora de Amanda, la camarera del fast-food de la esquina que sale con Angelo, un ladrón de coches con escrúpulos. La protagonista femenina tendrá qué decidirse por uno de los dos. Yo lo tendría claro. Marino seria mi elección. Quizá porqué podria ser el alma gemela de Nino Quincampoix de quien se enamora Amélie. Para algunos este será un cine empalagoso. Para mi sólo son historias que dejan volar libremente la imaginación, sin trabas, sin frenos. ¿Pero sabéis que es lo mejor de todo?. Que Amélie y Dopo Mezzanote salieron de la mente de dos hombres. Y eso me demuestra que ellos pueden ser tan románticos, imaginativos y creativos como nosotras. Aunque algunas personas todavía no lo crean o simplemente retengan en su mente la idea absurda de que mostrar nuestra parte más femenina, seamos hombres o seamos mujeres, es símbolo de debilidad.

07 febrero 2006

Aceptar las diferencias

De acuerdo. Nosotros, los europeos, podemos burlarnos tanto como queramos de las imágenes de nuestra religión. Podemos caricaturizar a la figura de Jesús, al Papa o a quien queramos porqué para algunos de nosotros (no para todos) eso no es ninguna ofensa porqué el valor religioso nos parece relativo. Pero creo también que eso no nos hace más libres, no nos confundamos. Esa es nuestro concepto de libertad, es sólo una definición. Pero a veces las definiciones no son universales, pueden contener infinidad de palabras e interpretaciones. Y eso es, a mi modo de ver, lo que está ocurriendo con las caricaturas del profeta Mahoma. La interpretación de ese símbolo es lo que lleva al conflicto. Los fundamentalismos culturales son destructivos, de acuerdo. Pero también lo es la homogeneización de las culturas, y de eso sabemos mucho en Occidente. Así es que quien este libre de pecado que tire la primera piedra. Pero no nos amparemos ante la libertad de expresión para hacer lo que nos plazca en un contexto que cada vez es más multicultural. Tratamos de auto convencernos sobre lo tolerantes que somos ante el mestizaje pero aceptar el mestizaje no es sinónimo de integración. No se trata de dibujar una realidad orientada a superar diferencias si no, simplemente, a aceptarlas. Y con la aceptación, estaremos más cerca del respeto mutuo.