05 diciembre 2006

Onsrai


Siempre me ha llamado la atención la capacidad de las lenguas de aglutinar conceptos. Esa forma de crear palabras que son intraducibles y que forman parte de la cultura de cada lugar. En el noroeste de la India existe una lengua, el Boro, un idioma que tiene tres palabras para dar forma al amor, por ejemplo. Así, para los boros, Onsay significa “pretender amar”; Onguboy “amar des del corazón” y Onsrai “amar por última vez”. Eso me sugiere lo camaleónico que puede ser el arte de amar. Así, uno no tiene porqué amar siempre des del corazón si no que puede pretender amar e incluso, dejar de hacerlo.
El amor puede ser de muchos colores y formas, puede tener mil texturas y en cada momento podemos sentir que amamos pero de diferente manera. Querer enjaular el amor en sólo un concepto es peligroso porqué podemos caer en la trampa de creer que sólo podemos amar de una manera y si no la alcanzamos creernos incapacitados para el amor. Amar puede significar sentir pasión por algo o por alguien. Puede querer decir admirar o quizá sentir ternura. A veces puede que sea irracional y no tenga explicación. El amor no sólo se siente cuando se mueven mariposas en el estómago o cuando el otro parece haberse convertido en el centro de nuestro universo.
Decía Marianne Costa que el amor no es nada más que crear algo. Para ella, coexisten en este mundo parejas que duran un milisegundo y parejas que duran toda una vida. Cruzar una mirada y una sonrisa con un desconocido por la calle puede ser ya un acto creativo sin tener que caer en la necesidad de pasarle un papel con nuestro número de teléfono.
En este mundo no todo es universal, ni siquiera el amor. Y quizá en nuestra cultura deberíamos revisar esa palabra y empezar a observar que creer en una única forma de amar nos lleva a conflictos que acaban por destruirlo.
Puede que tengamos demasiado miedo de amar y por eso no nos dejemos llevar. ¿Por qué no cometer errores, por qué no descubrir? A veces creo que somos demasiado conservadores, también en el amor. Conservar significa retener, guardar. Pero el amor es mucho más libre y nuestra ansia de amar nos puede acabar llevando a Onsrai, como dirían en lengua boro, aunque esa sea su cara más triste.

2 comentarios:

cafoscarina dijo...

Me has dejado sin palabras y emocionada, muy emocionada...
Tengo muchas ganas de verte, maestra :)
Mil besoos amados

Anónimo dijo...

Y es ke somos egoistas amando, lo digo por experiencia.Pedimos un todo o un nada en vez de pensar en todas las partes del amor...

Dios,que claro es el camino cuando te lo dibujan...
Y ke cabezota me han parido...
;-)